17/09/2019

FACCYR-CTEP

Movilización de cartoneros contra la importación de residuos decretada por Mauricio Macri

Este martes 17 a las 10 hs, la Federación de Cartoneros, Carreros y Recicladores-CTEP se moviliza desde el Obelisco hasta la secretaría de Ambiente, San Martín 451, por la revocatoria inmediata a la modificación del decreto 181/1992, que flexibiliza normativas ambientales y excluye el trabajo de los y las recicladoras.

Los recicladores, carreros y cartoneros agrupados en la FACCYR-CTEP distribuyeron a la prensa un documento donde no sólo convocan a la movilización, sino que también explican por qué "nuestro trabajo no es un delito" sino que, por el contrario "resolvemos lo que el estado está haciendo muy mal": reciclar la basura para que no cause más daños ambientales y se avance hacia una "economía sustentable".

El documento:

La gestión de residuos en nuestro país está en crisis, causando enormes daños ambientales y sociales. No podemos sumarle a eso los residuos del mundo. Es necesario avanzar hacia una economía sustentable a través de la separación en origen y la recolección diferenciada. Los cartoneros somos los que más reciclamos y podemos reciclar mucho más con reconocimiento y apoyo.

Los 150.000 cartoneros, carreros y recicladores somos los principales cuidadores del ambiente, recuperando un 50% por ciento del material reciclable, para que no termine en basurales o rellenos sanitarios generando contaminación. Somos los principales proveedores de la industria. En la mayoría de los casos lo hacemos sin reconocimiento, sin ayuda, solo por el ingreso que proviene de la venta del material que juntamos a intermediarios, ganando un ingreso que alcanza apenas -y no siempre- para comer todos los días. En muchas ciudades hasta somos perseguidos por las fuerzas de seguridad con cualquier excusa, acusados de cirujeo o de cualquier cosa con tal de que corrernos.

Nuestro trabajo no es un delito, no puede estar prohibido. Por el contrario resolvemos lo que el estado está haciendo muy mal, porque si no estuviéramos los cartoneros todo ese material que juntamos terminaría enterrado saturando los rellenos sanitarios, o en basurales a cielo abierto, en quemas, en arroyos, en los océanos. Lo que hacemos es gestionar residuos y ese es un trabajo valioso, un servicio que debería ser reconocido y remunerado. Sin embargo luego de cuatro años de reunirnos con el antes Ministro, ahora Secretario de Ambiente, Sergio Bergman y varios funcionarios de su dependencia, a pesar de buenas declaraciones de intención, no logramos que concrete una sola medida que vaya en función reconocer nuestro trabajo, de potenciarlo para aumentar los volúmenes de reciclado, de generar alguna mejora en la gestión de residuos vergonzosa que tenemos.

Lejos de eso impulsaron este decreto que abre las puertas a la importación, supuestamente porque a la industria no le alcanza con el material que hay en nuestro país, lo cual es un absurdo. Importar residuos genera un círculo vicioso en el que vamos a gastar dólares para traer basura. Esto va a generar una baja en el ingreso de los recicladores, lo que nos va a llevar a la imposibilidad de trabajar y al hambre. A su vez esto lleva a que se bajen los volúmenes de reciclado y empeore la situación del ambiente, de los residuos y los basurales.

No nos falta material para la industria, solamente hay que gestionar bien los residuos a través de la separación en origen y la recolección diferenciada. La alternativa debería ser obvia para los que tanto hablan de Economía Circular. Hay que fortalecer un círculo virtuoso, reconociendo la actividad de los recicladores, reforzando las cooperativas de reciclado. Esto lleva a que aumenten los volúmenes de material recolectado, que haya menos residuos que se entierran, o se queman o terminan en el océano. Este material podría satisfacer la necesidad de la industria, disminuyendo el consumo de materia prima virgen, ahorrando energía y generando más puestos de trabajo para los Argentinos. Es el camino hacia una gestión de residuos sustentable, un ambiente sano y una sociedad más justa.

Cafecito