17/10/2020

17 de Octubre - Día de la Lealtad

Aquel 17

“Nos dijo, anden con cuidado. ¿Qué es lo que van a hacer? Orden no dio ninguna. Me parece que no tenía ganas de seguir. Nosotros teníamos una responsabilidad, la de levantar a los gremios. La CGT, me parece, muchas ganas no tenía de moverse”, cuenta Aníbal Villaflor** que les dijo Perón, en la charla que se dio el mismo 17 en el Hospital Militar. Villaflor era parte del “Comité de Unidad Sindical” de la provincia de Buenos Aires, que horas antes había estado con Edelmiro Farrell en la Casa Rosada. Habían declarado la huelga indefinida desde el 14, un día después de detenido el coronel del pueblo.

¿Qué pasaba en la CGT? La dirigencia de la cúpula miraba de reojo a Perón. La Unión Ferroviaria, de extracción socialista, tenía la conducción. “¿Cómo hacer un paro por un militar?”, se preguntaban algunos. De hecho, terminaron llamando a un paro para el 18 y en el comunicado no nombran a Perón. En el punto 3 decía “levantamiento del Estado de Sitio. Libertad a todos los presos políticos y militares que se hayan distinguido por sus claras y firmes convicciones democráticas y por su identificación con la causa obrera”.

Volviendo al testimonio de Aníbal Villaflor: “Alguna gente andaba con dudas cuando en los días previos planteábamos el tema del paro general pero nosotros teníamos un argumento ante el que nadie podía decir nada: lo teníamos que hacer por el coronel y nada más. Así la gente paró”.

La CGT se había fundado el 27 de septiembre de 1930. La corriente sindicalista revolucionaria se impuso con los años a la anarquista y la bandera celeste y blanca a mediados de esa década infame empezó a flamear en los actos del primero de mayo.

La alianza de unidad patriótica se dará en torno al “coronel del pueblo”.

Pero vayamos a otro testimonio de época, acerca de cómo se dio el debate en las entrañas de la CGT: Ramón Tejada, un ferroviario que apoyó la convocatoria a la huelga, pero votó en contra por disciplina con su gremio decía en aquel debate: “Por mucho que demos vuelta al asunto, si hemos de declarar la huelga general, ésta será por la libertad del coronel Perón, porque reclamando su retorno al gobierno estamos defendiendo nuestras conquistas (…) Si la CGT pide y gestiona la libertad de Perón no vulnerará los principios sindicales pues podemos decir ahora que Perón es uno de los nuestros. Tenemos que vivir la realidad del movimiento al que pertenecemos. Yo nunca pude comprender por qué los trabajadores no se organizaban antes, porque eran descreídos y escépticos. Sin embargo, bastó que las autoridades revolucionarias con el coronel Perón a la cabeza empezaran a realizar su obra de justicia social, aumentando los salarios velando por el estricto cumplimiento de las leyes que protegen al trabajo, para que los obreros despertaran de su letargo y acudieran en masa a los sindicatos, desde los cuales llamábamos nosotros desde hace muchos años. Por eso existe hoy un sentimiento de malestar en el pueblo ante los hechos producidos contra el hombre que posibilitó la creación de este movimiento de grandes masas que actualmente tenemos y no aquel raquítico en el que vegetábamos unos cuantos militantes”.

Vale la pena repasar algunos hechos previos al 17. El 9 de octubre es obligado a renunciar Perón. En su mensaje de despedida por cadena nacional anunció que estaban firmados los decretos que establecían el aumento de salarios, la implantación del salario mínimo vital y móvil, el sueldo anual complementario (aguinaldo) para todos los asalariados. Pero los patrones días después se negaron a pagar el feriado del 12 de octubre y a reconocer el aumento decretado: “Vayan a cobrárselo a Perón”, recuerda el metalúrgico Angel Perelman que le respondieron en la empresa ante su reclamo.

El nuevo Secretario de Trabajo Juan Fentanes el sábado 13 por la noche declaró a la revista “Criterio”: “El progreso de las clases trabajadores debe seguir el mismo ritmo de la economía general del país. No puede ser estancado por fuerzas regresivas ni acelerado por audaces improvisaciones. A los patrones les anticipo que no se impondrán medidas que no se hayan estudiado ni remedios drásticos que desconozcan derechos legítimos de los que constituyen un factor ponderable de la producción porque su espíritu de empresa es tan importante para el progreso como lo es el esfuerzo del trabajador”.

La respuesta a Fentanes se dio de modo contundente, con el pueblo en la calle cambiando la historia. Aquel 17 la jornada comenzó muy temprano con la decisión de comisiones internas de movilizar a la Plaza y fue casi a medianoche cuando Perón salió al balcón.

Nuestro presente

El 17 demuestra la importancia de las conducciones políticas y sindicales. Que la CGT no es sólo la cúpula, sino que está en el movimiento obrero que se organiza y da la pelea. En estos días escuchábamos a Macri afirmar que el comienzo del fin de su gobierno fueron los sucesos callejeros de diciembre de 2017.

Entonces, es fundamental darle valor a las luchas populares en el debate de coyuntura que las conducciones deben saber interpretar. No faltaron dirigentes políticos y sindicales que subestimaban la capacidad de resistencia obrera y especulaban con una posible reelección del canalla.

Como escribió esta semana el delegado metalúrgico Agustín Colovos en Gráfica, “Si sobreestimamos al enemigo y nos subestimamos a nosotros, caemos en un quietismo paralizante”. Un mal que aquejó a ciertas dirigencias antes y ahora.

Por eso esperemos que este 17, sea como Aquel, en que las bases den cuenta de esa frase: “En política no hay sorpresas, sino sorprendidos”.

*Periodista de Radio Gráfica.

** Los testimonios de este artículo están tomados en un libro muy recomendable de Rafael Cullen, que pudo hablar de manera directa con protagonistas de esos días: “Clase obrera. Lucha armada. Peronismos. Vol I: Génesis desarrollo y crisis del Peronismo Original”, Ediciones De la Campana, 2008.