28/06/2019

ATE Capital

Daniel Catalano contesta a Macri el saludo a los trabajadores y trabajadoras del Estado

Tras el saludo del presidente Macri por el día del trabajador y la trabajadora estatal, Daniel Catalano, secretario general de ATE Capital le recordó que su gobierno despidió más de 35.000 trabajadores y trabajadoras del Estado.

Daniel Catalano secretario general de ATE Capital, contestó el saludo por el día del trabajador y la trabajadora estatal a Mauricio Macri con una carta donde, además de recordarle que "desde que asumió su Gobierno, más de 35 mil trabajadores y trabajadoras del Estado fueron despedidos" señala que "el 65 por ciento de la planta estatal del Gobierno porteño y el 35 por ciento de la planta del Estado nacional, es decir, miles de trabajadores y trabajadoras del Estado, no pueden reunir los 30 mil pesos mensuales que hacen falta para no caer en la pobreza".

El secretario general de ATE Capital, de modo contundente le marca al Presidente de la Nación que "Usted formalizó la pobreza en el sector público. Nos quitó el empleo, nos quitó el salario, y donde aún conservamos algo, nos quitó los recursos para realizar nuestras tareas y nos quitó la capacitación. Para terminar de destruir el Estado, faltaría que nos contrate a través de una aplicación de celular, pero no queremos darle más ideas".

Afirma además que "Entendemos que su saludo no es más que otra simple acción oportunista de campaña, como lo fuera días atrás el saludo por carta a las autoridades de entidades de jubilados y pensionados, en ocasión de su día" y aprovecha la oportunidad para "hacerle saber -ya que quienes lo rodean también le ocultan la realidad- que sabemos muy bien a quién tenemos que votar en las próximas elecciones si queremos fortalecer el Estado, si queremos defender el empleo público, los derechos que nos confiere la ley y la dignidad que nos corresponde".

Carta de Daniel Catalano, secretario general de ATE Capital a Mauricio Macri:

Señor Presidente, nos llegó indirectamente un video en el que nos saluda, en nuestro día, a las y los trabajadores del Estado. En su mensaje, destaca nuestra vocación de servicio y compromiso con la función pública.

Agradecemos su módico saludo, pero lamentamos profundamente su hipocresía manipuladora y el irrespetuoso cinismo con el que se atreve a dirigirnos la palabra. 

Ya que tanto le preocupa la imagen de la Argentina en el mundo, le recordamos que el Día del Trabajador de la Administración Pública fue establecido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que estableció, entre otros aspectos, que "los empleados públicos gozarán de protección adecuada contra todo acto de discriminación antisindical en relación con su empleo. Entre ellas, se encuentran la de despedir a un empleado público, o perjudicarlo de cualquier otra forma, a causa de su afiliación a una organización de empleados públicos o de su participación en las actividades normales de tal organización".

Quienes sufrimos de la estigmatización oficial, tildados por ministros y funcionarios de "ñoquis" o "grasa militante", sabemos que no tiene interés en reconocer, respetar y hacer cumplir las normativas nacionales e internacionales en torno a nuestro empleo. La prueba está en los propios datos oficiales: desde que asumió su Gobierno, más de 35 mil trabajadores y trabajadoras del Estado fueron despedidos. Las tareas que realizaban, no se realizan más. Ya nadie vela por los derechos que esos miles de estatales garantizaban para la población.

Ya que tanto reconoce el compromiso con el que nos brindamos a nuestra tarea, le recordamos que desde que asumió como Presidente, el poder adquisitivo del salario de los empleados públicos cayó más de un 30% en términos reales. El Estado pasó de ser empleador a ser explotador: el 65 por ciento de la planta estatal del Gobierno porteño y el 35 por ciento de la planta del Estado nacional, es decir, miles de trabajadores y trabajadoras del Estado, no pueden reunir los 30 mil pesos mensuales que hacen falta para no caer en la pobreza.

Hoy tenemos compañeros, en muchas provincias a lo largo y a lo ancho de nuestro país, que aportan recursos de su bolsillo para solventar elementos de trabajo, o para pagar los servicios públicos de las dependencias en las que se desempeñan. Usted formalizó la pobreza en el sector público. Nos quitó el empleo, nos quitó el salario, y donde aún conservamos algo, nos quitó los recursos para realizar nuestras tareas y nos quitó la capacitación. Para terminar de destruir el Estado, faltaría que nos contrate a través de una aplicación de celular, pero no queremos darle más ideas. 

Señor Presidente. Usted conoce muy bien ciertas facetas del Estado. Conoce los dos lados del mostrador. Cuando fue -¿o es?- contratista, necesitó de un Estado con recursos para enriquecerse. Ahora promueve un Estado pobre, y aún así, no deja de saquearlo. No nos alcanza el aliento para lamentar su hipocresía y descaro. Usted conoce muy bien ciertas facetas del Estado, pero quizás no sepa que negociaciones colectivas entre la Administración Pública y sus trabajadores, así como buena parte de los derechos que hemos ganado como trabajadores y trabajadoras, se las debemos al compañero Germán Abdala, quien promovió la Ley 24.185. Este día lo celebramos también en su memoria, y con la convicción de que hay que "fortalecer el Estado para liberar la Nación".

Entendemos que su saludo no es más que otra simple acción oportunista de campaña, como lo fuera días atrás el saludo por carta a las autoridades de entidades de jubilados y pensionados, en ocasión de su día. Pero quizás sea una buena oportunidad para hacerle saber -ya que quienes lo rodean también le ocultan la realidad- que sabemos muy bien a quién tenemos que votar en las próximas elecciones si queremos fortalecer el Estado, si queremos defender el empleo público, los derechos que nos confiere la ley y la dignidad que nos corresponde. Ayer nomás, frente al ex Ministerio de Modernización, hicimos una rápida encuesta. Lo invito a conocer el resultado viendo este breve video. Sepa que, si fuera por las y los estatales, este año no hay segunda vuelta.

Cafecito