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Según Juan Carlos Puente, director de Whirlpool Latam, esto formó parte de un plan más amplio que preveía la eliminación de mil puestos de trabajo en todo el mundo. Puente explicó: "Esto llevó a la salida de mil colaboradores en el mundo con una reorganización de puestos de liderazgo y una segunda ola hacia abajo".
La decisión generó preocupación entre los trabajadores y sindicatos locales. Diego Espeche, secretario de organización de la UOM, señaló que inicialmente se temía que más del 50% de la planta sería despedida, pero finalmente se acordó no renovar 60 contratos eventuales y aplicar suspensiones a los efectivos.
La planta de Pilar, inaugurada hace apenas dos años, actualmente emplea a 400 trabajadores y redujo sus operaciones a un solo turno, afectando a los empleados del turno tarde, que ahora realizan tareas matutinas. Este ajuste también impactó en la estructura de la planta, con una reorientación hacia actividades de soporte productivo e inyección plástica.
